Detrás de Daniel Sarcos, existe un hombre luchador que no ha dependido de la suerte para salir adelante –todo, se lo ha ganado a pulso. En esta entrevista, el venezolano y animador de Un Nuevo Día, por Telemundo, te cuenta más de su faceta de padre (esa que repitió casi dos décadas después) y el Daniel que no ves cuando se apagan las cámaras.
Cuando tenía 20 años, nació mi primera hija María Victoria. Yo era un muchacho asustado que no sabía cómo hacerle frente a la situación y quizás eso le restó la magia a vivir intensa y responsablemente la paternidad. Carlota llegó en un momento más tranquilo de mi vida, donde el trabajo estuvo presente pero ya era una persona distinta. Fueron etapas muy diferentes, cada una con su encanto y sus miedos.
Soy un papá a la antigua, aunque la gente, por mi personalidad, piense que soy un desordenado. Con mis hijas existe una comunicación, pero siempre con el respeto por delante. Con ellas, soy «papá» y no se pone en duda. Como todo padre, le tengo miedo a que algo le pase a Carlota o a María Victoria. Desde el punto de vista personal, le temo a que algo falle y no poder seguir protegiéndolas como quiero hacerlo.
Mis hijas me han enseñado todo. Hace un tiempo hablaba con Luis Enrique, el cantante, y me dijo una gran verdad –uno cree que hace a los hijos, cuando lo cierto es que ellos te hacen a ti. Sin saberlo, los hijos te transforman y te construyen y de tanto que quieres que sigan adelante, terminas siendo mejor ser humano, más responsable, más apegado a la bondad.
Ahora, como abuelo, soy muy parecido al papá ya que mi nieta es mayor que Carlota. Quizás con Victoria trato de tener más de libertad porque al fin y al cabo no es mi hija. Ya es responsabilidad de su mamá, hace las cosas a su estilo y yo lo respeto, en la medida de lo posible.
A lo largo de los años, y mientras más “viejo” me pongo, he entendido que mi mamá siempre tiene la razón –risas— cosa que antes me costaba mucho trabajo reconocerlo pero ese olfato de madre raras veces se equivoca. De ella también aprendí que el respeto no está peleado con el amor y el cariño; es importante tener un balance. A estas alturas de mi vida, les guardo muchísimo respeto a mis padres, no se habla con groserías delante de ellos… Somos muy chapados a la antigua y quisiera inculcárselo a mis hijas.
Comenzar desde cero aquí es una de las cosas que más me ha gustado. Yo llegué a una conclusión –mi vida empieza cada cierto tiempo. Volvió a empezar con Carlota, con los Estados Unidos, con mis proyectos acá. Tengo la firme convicción de que mi hija menor “me trajo” a este país. Ella necesitaba que su papá estuviera a su lado y de manera mágica me montó en un avión, me consiguió trabajo, contratos –risas.
De Maracaibo, mi ciudad natal, extraño mis afectos, mi familia, mi geografía, mis recuerdos, pero no tiene nada de malo aventurarse. Nunca debes estar lo suficientemente cómodo como para negarse a intentar cosas nuevas.
Alessandra y yo ya estamos preparando todo para otro ciclo. Nos mudamos hace poco a una casa más grande para seguir creciendo la familia. En mi carrera, sigo con mi programa en República Dominicana y si la audiencia me lo permite, continuar en el crecimiento de Un Nuevo Día y ser parte de esta etapa brillante que vive Telemundo.
Quiero seguir actuando en teatro, con mi gira de Relatos Borrachos, en películas… No solo debutar como actor en la pantalla grande pero también “lanzarme” a producir. ¿La música? Lo veo como un accesorio, me encanta, es mi pasión, pero le tengo mucho respeto. Para ser cantante, tienes que vivir para la música y ahora yo tengo otras prioridades.