El antagonista de Tierra de Reyes, por Telemundo, Fabián Ríos, es mucho más que actor y modelo. El colombiano es un padre enamorado de su pequeña Lucía, quien le enseña a aprovechar la vida con una sonrisa en el rostro. En exclusiva, Fabián te cuenta su vida como papá y sus proyectos futuros.
Me estoy disfrutando la etapa de papá al máximo, todos los días. Mi hija ya tiene 6 años. Cada día se me está creciendo más y más. Yo trato de dedicarle sólo a ella el tiempo que me queda libre, para educarla muy bien y conectarnos. Mi vida con Lucía es una fiesta. ¡Nos la pasamos riéndonos! Siempre es así cuando estamos juntos
Mi hija es mi mejor profesora. Los adultos tienden a subestimar a los niños pero la realidad es que son extremadamente inteligentes y brillantes. Lucía está pendiente hasta del más mínimo detalle, enseñándome cosas. Me “ajusta las tuercas” cuando llego a casa, pues ese es momento sagrado para estar con ella. Me enseña también que los hombres podemos jugar a las muñecas, me consiente… Esa muchachita no deja de sorprenderme.
Como papá, me debato entre alcahueta y disciplinado. Le explico a Lucía que ella debe merecerse las cosas, que lo que pida trabaje para obtenerlo. Y claro, siempre dándole el mejor ejemplo. Le tengo miedo a no enseñarle con hechos lo que profeso con la boca; a lo que yo le diga con palabras no esté acompañado de hechos.
Yo tengo definidos mis roles en mi vida. En casa, soy papá y debo cumplir con una cantidad de funciones. Así me ve Lucía. Fuera de casa, soy el profesional, el que tiene que trabajar y que se le debe a un público. Aunque eso no afecta la crianza de mi hija, a Lucía no le gusta que la gente me reconozca. Celosa no es, simplemente no le gusta mi trabajo en general.
Para estar en plenitud, lo que hago es tener a Dios en mi corazón por sobre todo. La mente sana y en paz es más importante que cualquier cosa. Me alimento muy bien, creo que a veces caigo en los extremos. Hago deportes al aire libre, me encanta salir a trotar, hacer gimnasia olímpica… Más que nada tener mi mente totalmente apartada de pensamientos destructivos y vivir el día a día al máximo, feliz, esperando siempre lo mejor. Creo que eso es lo que hace que uno, de cierta manera, refleje lo que tiene adentro y crezca como persona.
En cinco o diez años, así me sigo viendo. Mucho más maduro a nivel profesional, más enamorado de mi esposa, me veo como un excelente padre. ¡Con más hijos! Quiero darle ese regalo a Lucía –un hermanito o hermanita– este año. Por mi tendría 50, aunque criarlos todos es un poco difícil. Dos es el número perfecto, pienso yo. Mi objetivo es buscar mi total independencia, en español y en inglés y tener mi propio producto, tener mi propia marca, esparcirla por todo el mundo.