Si existe una persona capaz de iluminar un salón entero con su sonrisa, es Ana María Canseco. La mexicana posee un carisma como pocos y con su dulzura y su historia de superación ha llegado a calar en el corazón del público hispano. La presentadora de Un Nuevo Día, por Telemundo, te cuenta detalle a detalle quienes la inspiraron en su camino al éxito y si realmente planea convertirse en madre.
Me independicé bien jovencita. A los 17 años salí de mi casa y aunque no fue fácil, empecé a trabajar y a estudiar. Recuerdo que mientras trabajaba de mesera, surgió la oportunidad de estar en la radio y me encantó… pero aun así tenía que seguir en el restaurante ¡porque lo que me pagaban en la estación era muy poquito! No voy a decirte que me gustaba ese ir y venir, sin embargo cuando tienes una pasión tan fuerte tienes que echar pa’lante como sea.
Mi abuelita, quien me crió, fue una mujer fuerte y luchadora y era la cabeza de la casa. Era una mujer que no se daba por vencida fácilmente y cuando parecía que no había salida, ella la encontraba y sacaba nos sacaba a flote. Mi abuelita fue la que por primera vez me llevó de la mano al concurso Mundo de Juguete porque tenía fe en mí y sentía la corazonada de que yo podía hacer algo en televisión. Aunque no me vio como toda una profesional, me di la satisfacción de cumplirle el sueño que ella anhelada para mí.
Por otra parte, mi mamá me enseñó a ser valiente, a tener fe y a tener confianza de que las cosas van a estar bien. Recuerdo que hace muchos años, cuando me ofrecieron mi primer trabajo de noticias en Houston, me dio tanto de miedo de mudarme sola a otra ciudad que por poco lo rechazo. Pero mi mami me dio el mejor consejo que he recibido; me dijo “mira Ana, acéptalo, porque no tienes nada que perder. Si no te gusta te regresas y no pasa absolutamente nada. Más vale que te arrepientas de lo que hiciste a que te arrepientas toda la vida de lo que no. El ‘si hubiera’ es espantoso y no existe. Así que hazlo”… Le hice caso y muchos años después aquí estoy.
En mi vida he tenido muchas figuras paternas pero a mi papá nunca lo conocí. De esas figuras paternas he aprendido el amor incondicional que sientes por los hijos -aunque no sean tuyos- ese tesón y esas ganas de levantarse cada día y nunca darse por vencido. De alguna forma mis tíos influyeron en mi carrera creyendo en mí. Siempre tuvieron mucha fe en mis sueños y me acuerdo que en un momento donde las cosas estaban muy difíciles, mi tío Armando fue el primero en darme aliento con sus palabras: «Ana, no te preocupes. Mientras más oscuro este es señal que ya va a amanecer”… y fíjate que sí. Gracias a ese consejo pude llenarme de fuerza y esperar con fe que todo iba a mejorar. Semanas más tarde llegó mi gran oportunidad en Despierta América.
Cada vez que logramos juntarnos uno termina llorando de la risa porque siempre hay anécdotas, recuerdos y motivos para celebrar. Somos una familia que nos queremos mucho, una familia muy trabajadora y sobre todo con muy buen sentido del humor. Son los que me han mantenido con los pies biiiien puestos sobre la tierra. Si de repente ven que me quiero elevar ¡uy pobre de mí! Me halan de los pelos y me bajan luego luego. No se les escapa una. ¡Son bien bromistas! Entonces nunca permiten que la fama me vuele la cabeza. Como todos empezamos desde abajo, empezamos sin nada, trabajando muy muy duro, sabemos lo difícil que es hacerla en los Estados Unidos y ya cuando estás en una posición grande mereces darle el cariño y el respeto a quienes siempre te apoyaron. Mi familia con su ejemplo me ha enseñado a no avergonzarse de donde vengas o lo que hagas para salir adelante.
Quizás en el futuro no me veo como madre, más bien como madrastra o como tía. Haciendo el rol de mamá, mejor dicho. Si encuentro una pareja que piense igual que yo, estaría bonito ofrecerle una oportunidad a un niño que necesite una familia y ser su mamá con letras mayúsculas. Lo consideraría pero sí quisiera hacerlo con una pareja. Quien quita… uno nunca sabe. Pero imaginando un poquito, yo creo que sería una mamá divertida, muy consentidora y enérgica. Tienes que combinar todo. Siento que lo niños necesitan a un padre más que un amigo… es decir, se padres en toda la extensión de la palabra. No tanto un “compinche. Los hijos requieren esa mano fuerte que les inculque valores y responsabilidades pero sin olvidar que son niños y que tienen que vivir y disfrutar cada etapa a plenitud.
Por ahora estoy feliz y orgullosa que Échate Pa’Cá con Ana María Canseco está creciendo muchísimo. Sigo con la sindicalización de ese programa y cada vez nos estamos escuchando en más lugares. Hay muchas cosas que me encantaría hacer en los próximos cinco o diez años… por ejemplo estar con la gente de Telemundo y de Un Nuevo Día hasta que el cuerpo aguante o hasta que el público aguante. ¡Me faltan muchísimas metas por cumplir!