El actor chileno Cristián de la Fuente se une a nuestra celebración del mes de los padres con una corta pero significativa entrevista, donde nos cuenta el legado tan importante que le dejó su papá y su vida con su pequeña Laura Isabel.
Espero estar siendo un buen padre. Pero eso lo sabremos en algunos años más cuando Laura crezca… Trato de ser un poco estricto, aunque a veces es imposible. Lau sabe que puede hacer lo que quiera conmigo. De ella he aprendido a sonreír más seguido y a disfrutar de la vida. Es una niña muy alegre que vive cada minuto al máximo. Si hay algo que me asusta, sería que lleguen a hacer sufrir a mi hija y no estar ahí para impedirlo.
Mi papá murió antes de que yo tuviera a Lau. No me alcanzó a dar ningún consejo en ese sentido… Pero para mí, fue el mejor padre del mundo. Trato, todos los días, de ser como él. Tengo muchos recuerdos juntos. Quizás el que más tengo en mi mente es cuando tuvimos unas vacaciones solos los tres, sin nada más que nos interrumpiera. No había escuela, mi papá no trabajaba, mi mamá tampoco. Era como ese momento especial sólo de los tres.
No llevo ninguna rutina de belleza y ni siquiera uso espuma de rasurar… Así que no me cuido mucho. Te diría que tengo una buena máquina de afeitar, un buen cepillo de dientes y no uso cepillo de pelo. Pero sí entreno muy duro. Esquío en agua tres veces por semana. Cinco días de cardiovascular. Tres de bicicleta, cuatro a la semana de pesas y vuelo acrobático mínimo tres veces. Me he sentido bien en estos últimos meses, sobre todo al filmar Devious Maids. Estar de regreso en el mercado anglo y trabajar con viejos compañeros es algo que me tiene muy contento. Ya cuando el tiempo pase, quisiera estar sólo cinco años más viejo y 10 veces más feliz…. ¡No al revés! –risas—. Por supuesto, quiero seguir haciendo las cosas que me apasionan y poder compartir con mi familia.