La preciosa Ana Patricia Gámez, Nuestra Belleza Latina 2010 y conductora de Despierta América, se prepara para ser mamá como cualquier otra mujer: con miedos, emociones y pensamientos que, sin duda, le cambiarán la vida. En esta hermosa entrevista, la mexicana nos comparte un pedacito de su rutina y cómo vive la dulce etapa del embarazo.
Confieso que no hecho ejercicios en el embarazo, ni yoga, ni nada. La verdad, he estado medio perezosa porque en los primeros meses me dio mucho sueño y por el trabajo terminaba rendida, levantándome a las cuatro de la mañana. Me tengo que pintar muy temprano, pero en cuanto llego a la casa enseguida me quito el maquillaje, me lavo bien la cara, me pongo mi tónico y mis cremas. Trato de hacerme un facial de vez en cuando, siempre evitando los químicos agresivos que puedan afectar a la bebé. Es importante que la piel se mantenga limpia.
En maquillaje, me gusta de todo un poco. Ahora me aplico bases de marca MAC o Neutrogena. ¡Ah! Y nunca me pongo pintalabios. Uso el delineador como si fuera pintura de boca porque me dura muchísimo. Fíjate, me maquillo a eso de las seis y media de la mañana justo antes de empezar el show y me dura hasta las once, que se acaba. ¡Ese es mi mejor consejo! Yo utilizo los de Milani, que tienen larga duración y no son tan secos.
Me dicen que cuando uno está embarazada, el cabello se ve más bonito, pero no sabía que se cae cuando los bebes nacen. A mí me lo arregla mi suegra en un salón de belleza aquí en Miami, aunque ya tengo bastante tiempo que no me lo corto. A veces cambio de champús cuando se me acaba el que tengo en el baño, no me importa usar cualquiera. Lo tengo sano porque no me lo pinto. No le pongo tinte ni aclarador. De pronto si le quiero dar luz, sea para un peinado o un evento especial, uso unas extensiones con rayitos más claros que me hizo mi suegra. ¡Con eso me cambia un poquito el look!
De antojos, yo soy comelona. Me la paso comiendo. De hecho, todos se burlan en el estudio porque como demasiado, ¡pero siempre ha sido así! Nunca me he levantado a las tres de la mañana deseando algo en específico. Agua y hielo es lo que más se me antoja. Los primeros meses sí. ¡El pozole! Yo no lo sé hacer, pero mi suegra me preparaba bastante para la semana y ya comía cuando me entraban las ganas.
Durante el embarazo, el consejo que me ha dado mi mamá es que duerma, pues ya después no vuelves a dormir. Cosa que ya ni puedo hacer porque ya no duermo en la noche. Me levanto muchas veces al baño, no puedo respirar bien… Entonces ya creo que eso de descansar se me ha terminado. Sé que me va a llenar de consejos cuando llegue el momento, cuando ya tenga la niña. Mi mamá me va guiar y ahí si voy a poner en práctica todo lo que me ha dicho. Imagínate, somos cuatro hijas y tuvo tres partes naturales. Diría que ella es la persona esencial para que me enseñe el camino.
Yo creo que voy a ser una mamá muy consentidora. La voy a querer cuidar y proteger de todo. Sí me da un poquito de miedo, porque prácticamente somos mi esposo, su familia y yo. Mi mamá va a estar conmigo los primeros meses para ayudarme pero no te miento. La maternidad sí me asusta. También dejarla sola cuando tengo que trabajar, es a lo que más le tengo miedo. En el sentido que la voy a dejar muy chiquitita, a los tres meses, y saber que debo irme al set temprano en la mañana. Afortunadamente, mi horario termina a la una y puedo pasar el resto de la tarde con mi niña. Pero sí siento que es una de las cosas más difíciles. Aparte que todavía no tengo a nadie tan de confianza que me vaya a ayudar con la nena.
A Giulietta le diría que no se preocupe tanto por la vida. En mi caso, soy muy «preocupona” por cosas que ni siquiera han pasado. Le enseñaría lo importante que es disfrutar cada momento, cada etapa… Ser una buena persona para que las bendiciones siempre vengan. Claro, ¡no sé si quisiera verla trabajar en televisión! A su papá le encantan los deportes y él quiere que su hija juegue tenis o fútbol… Yo quiero que vaya ballet o a baile. Pero será lo que ella quiera hacer, lo que le guste. Yo siempre estaré ahí para apoyarla. El medio del espectáculo es muy difícil. Es muy bonito porque te da miles de satisfacciones, pero también te expones a críticas o golpes fuertes. De adulta, la apoyaría, pero de niña no sé.
Hablando de preocupaciones –risas—estoy algo angustiada porque no me han llegado los muebles, la cuna, la silla… Yo no sabía que se tenía que comprar con tres meses de anticipación. Según el delivery tarda de 11 a 12 semanas y pues le hice caso a mi esposo, que me dijo que lo debíamos dejar para después, lo último. Tengo la ropa ya separada por edades, aunque no la he querido lavar porque no tengo donde guardarla. Ya voy a ir preparando nuestras maletas para ir al hospital. Compré mis batas, los “calzones de abuelita”… Esas cositas que voy a necesitar el hospital en esos primeros días, tanto para ella como para mí. ¡Tengo todo menos la cuna!
La hermanita o hermanito sí se la daríamos mucho antes de los cinco años. Mi esposo quiere que pronto encarguemos para que no se lleven tantos años de diferencia. Él dice que al año o quizás menos y yo le digo ¡déjame recuperarme! Pero sí queremos un segundo un bebé y ya cerramos la fábrica. Que Dios nos mande lo que sea. Profesionalmente estoy en un programa que me da un espacio muy bueno ahora como mamá, me permite compartir con el público sus experiencias y aprender de ellos. El horario para mí es perfecto, sobre todo cuando ya mis hijos vayan a la escuela. Lo veo ahorita con mi cuñada, Karlita, que ella sale del trabajo y puede buscar a sus niñas sin problema. Todo en la vida es sacrificio. Ya nos veremos en cinco o diez años, si Dios quiere, siempre tratando de darle lo mejor a mi familia.