Angélica Vale es un ícono en las pantallas del público hispano. Sin embargo, detrás de la actriz, existe otro rol que la espera cuando se apagan las pantallas: ser madre de Angélica y Daniel Nicolás. En exclusiva, la mexicana y presentadora de ¡Qué Noche!, por Telemundo, te adentra a su mundo de madre, con alegrías y miedos propios de cada mujer.
Rutina, rutina, rutina, así como tal, no tanto. Pero creo que la felicidad sería mi primer ingrediente. El poder todos los días despertar, tener una sonrisa y darle gracias a Dios por lo que tienes, no quejarte por lo que no tienes… ¡Al contrario! Creo que el sentirse feliz, tranquilo, con seguridad, ayuda a que los demás te vean bien.
Fíjate que mi mamá fue la que me metió en ese mundo de la “vanidad” –risas— a partir de los 35 años me dijo “Angélica, cremas en la cara sí o sí”. Sin embargo, nunca me acuesto sin lavarme la cara. Si no hago eso, no siento que estoy lista para dormirme por más cansada que esté. Trato, mejor dicho, tengo que ir al gimnasio cuando el trabajo me lo permite y por supuesto comer balanceadamente.
El truco para combinar la vida de mamá con mis proyectos ¡son muchos viajes! Duermo poco, eso sí, pero feliz de poder hacerlo. Tuve la oportunidad de llevar a mis niños conmigo por mes y medio mientras empezaba Qué Noche pero ahora sí se complica. Tengo que ir y venir y viajar dos días, luego regresar, es bastante para los pobres. Gracias a la tecnología los puedo sentir más cerca y sin mis bebés yo no vivo. La cuestión es estar agradecida con la vida por mis dos milagritos y por tener trabajo, que es muy importante.
El miedo no existe, así que de ser madre, nada me asusta. Estás en la luz o estás en la oscuridad; mientras más te llenas la mente de cosas oscuras, es cuando las cosas pasan. Ahora, quizás el miedo podría venir cuando mis hijos me digan “ya, me voy”, “me caso”, “quiero estudiar en otro lado”… Y no lo llamaría miedo. Es más bien seguir con el ciclo de la vida y me va a costar un trabajo espantoso ¡pero toca dejarlos ir en algún momento!
En la casa, Angélica es la que manda –risas— le gusta cantar, que la aplaudamos, que seamos el público. Por eso te digo, ¡no creo que haya nacido astronauta! Quién sabe, tal vez el día de mañana salga con que quiere ser abogada, pero sí le encanta jugar a ser una estrella, una cantante. Son mi mayor regalo, mi bendición.
Si tanto Angélica como Daniel quieren dedicarse al espectáculo, los voy a apoyar, es mi trabajo como madre. Pero yo, después de vivirlo, sé que tienes que tener talento para triunfar. Yo voy a ser sincera –si no tienen madera, es algo que los hará infelices, sufrirían muchísimo, y no lo puedo permitir como mamá. ¡Ni modo! Diosito les tendrá otro plan si ese es el caso. Solo les pediría que busquen y encuentren su talento.
Me considero una mamá fuerte. La disciplina es necesaria y ponerles reglas a los niños desde el día es esencial porque luego a los 15 quieren hacer lo que se les pegue la gana o pensar que se merecen todo ¡y la vida no es así! Hay que darles un alto, hay que darles bases desde bebecitos, pintarles rayita y hasta ahí llegan. Claro, todo esto con muchísimo amor. Por otro lado, Soy amorosa y consentidora, pero no los malcrío que es muy diferente. La malcriadez es algo que conmigo no va y no te voy a mentir, tienen sus arranques, sobre todo Angélica.
Yo soy firme y siempre les explico con la verdad; si comienzas con mentiritas piadosas, el día de mañana te lo pueden reclamar y muy feo; hablo con ellos, les explico pues en el fondo entienden. Los niños son más sabios de lo que pensamos. El tiempo le da la sabiduría a ellos para que en el futuro confíen en ti, te hablen claro y sin tapujos, sin problemas o mentiras, que haya una relación hermosa de amistad que es lo que yo tengo con mi mami y la que ella tuvo con mi abuela.
De ahí viene todo. Creo que yo soy el producto de eso que acabo de decir –risas— lo que aprendí, fue lo que me enseñaron. Como hija, he seguido sus palabras. Mi mamá y yo somos “cuates”, nos contamos cada cosita… Es maravilloso tener una relación así. Hoy en día la entiendo mucho más; es la mujer que más me ama en la vida y lo que menos quiere es que pase por algún dolor o que algo me haga daño. Aunque siempre le confié todo, ahora más.
Pues otro bebé ya no, ¡la fábrica se cerró! –risas— tengo dos hijos, dos brazos, con eso estoy más que bien. En un futuro me veo trabajando como productora, algo backstage; con mis hijos y mi familia disfrutando, gozando… Quisiera que la vida aguantara un poquito más estos momentos. Me encantaría que vengan más proyectos, tener la posibilidad de trabajar en un lugar donde te aprecien y escuchen tu creatividad, así me veo en 10 años. Por supuesto, ver crecer a mis hijos y seguir enamorada de mí esposo… ¡Y ya ahí depende de él!