Detrás de esa imagen de bomba sexy, se encuentra Maripily Rivera, la mujer, la madre, la hija. Una mujer que, a pesar de los obstáculos, la vida la ha hecho fuerte sin llegar a perder la dulzura. En entrevista para Mamá Beauté, la boricua te cuenta más de su rol más importante: ser mamá de su pequeño “Joe Joe”, de 14 años.
Yo siento que toda mujer debe sacar el tiempo para cuidarse, porque es parte de quererse. He vuelto a hacer ejercicios disciplinadamente, por lo menos de lunes a viernes, y descanso los fines de semana. Trato siempre de combinar mis rutinas, un día brazos, otro día piernas y así alterno y divido mi tiempo. Es todo un complemento pues también soy mamá y tengo mi hogar, mi trabajo, ¡pero es imprescindible quererme! Es difícil organizarse pero aún con mi desorden, ¡siento que lo puedo hacer todo! –risas— no es fácil pero se puede.
El deporte procuro hacerlo con mi hijo, cuando no, lo hago sola. Los masajes son bien importantes, por lo menos de dos a tres veces a la semana para la circulación de la piel; también saco un par de días para broncearme, caminar en la playa… Yo entiendo que todo eso es parte de mí, lo he hecho desde jovencita y es parte de mi vida al igual que mi trabajo, el ser madre y el atender mi negocio.
¡Ay! Yo he aprendido tantos trucos de belleza… El que más suelo hacer por las noches, antes de dormir, es pasarme la parafina caliente en los muslos y en el abdomen y envolverlo con papel plástico de cocina por unos 20 minutos. Eso endurece poquito a poco la grasa. También me doy masajes yo misma en la ducha para evitar la celulitis y la flacidez.
En cuanto a maquillaje, soy una mujer que se pinta mucho porque paso la mayor parte del tiempo en entrevistas y sesiones fotográficas. Después de eso, trato de limpiarme bien la cara y aplicarme crema humectante para dejar que la piel respire y que no me salgan espinillas o se reseque el rostro
Mis productos favoritos son de la marca Chanel. No puedo usar cualquier producto porque ya sabes que la cara es bastante delicada y debes tener cuidado con lo que te eches. Pero siempre he utilizado Chanel y no la cambio por nada. La humectante, antes del maquillaje, es algo que nunca puede faltar. Si no me voy a maquillaje, igual me la aplico temprano en la mañana y ya luego en la noche. Por más cansada que esté, nunca dejaría mi rutina de cremas.
El papel de madre es el que más disfruto. Soy madre las 24 horas del día y no se me olvida aunque esté trabajando, aunque esté haciendo ejercicios. Soy una madre bien celosa, celosa hasta el final y protejo a mi hijo de todo. Lo entiendo, pues a mí me criaron de esa manera. Tener un hijo es tan importante, algo tan de ti, algo que Dios te da y es una bendición bien grande poder ser mamá y disfrutar todas las etapas de tu hijo. Cada momento lo tengo bien guardadito en mi memoria. A veces digo, “¡Dios mío, no quiero que crezca!”
Te juro que no estoy preparada para el cuento de las noviecitas. Las mamás protegemos tanto a los hijos y más cuando son varones, que el tema de enamorarse, casarse, el sufrimiento, es difícil. Uno tiene miedo de que cometan errores, aunque es lo usual que los hombres experimenten y se enamoren, pero no, ¡no estoy preparada! –risas—.
Joe Joe me ha enseñado de todo en la vida, de todo. Él llegó justo cuando estaba pasando por un momento difícil –la muerte de mi mamá. Mami muere y mi hijo nace. Él me llenó de fuerzas. Maripily es lo que es gracias a Dios y a mi Joe. No puedo vivir sin mi hijo porque me siento vacía, me siento sola, él es todo para mí. Mi niño sabe soy su madre pero me gusta que también me vea como amiga. Que confíe en mí, que siempre estaré ahí con él me guste o no me guste lo que me diga, pero lo voy a apoyar en todo momento. Tenemos una relación bien bonita.
Mi mayor miedo en la vida es poderle faltarle y dejarlo solo. Soy una parte esencial en la vida de mi hijo, sé que sufriría demasiado. Por eso cuido mi salud, no me arriesgo en nada pues sé que Joe me necesita fuerte. Yo perdí a mi mamá justo estando embarazada y si algo aprendí es que el amor de madre es irremplazable. Padre puede ser cualquiera, pero un amor de mamá no se iguala. Es un dolor terrible y aquí, 14 años después, no lo he podido superar.
De mami aprendí a ser una excelente madre, justo como ella lo fue conmigo, y me ha quedado el querer apoyar a mi hijo en todo. Ella nunca nos abandonó, de hecho, nos apoyaba en cada meta, en cualquier decisión. Su mayor legado fue ese; recuerdo como era mami conmigo y es cómo trato de ser con Joe.
Precisamente quiero que él vea esa fuerza en mí. No importa las veces que se caiga en la vida, deseo que se levante, que nunca se desanime y que siga adelante fortaleciéndose cada día más. Quiero que mi hijo sea una persona perseverante a pesar de las críticas y que se lleve por su instinto y su corazón hasta alcanzar sus sueños… ¡Y que me dé nietos algún día! –risas— en unos añitos me veo retirada, tranquila y disfrutando de mi hijo y de mis nietos. Quiero poder disfrutar lo que coseché, lo que construí para él.