De acuerdo con cifras oficiales, el 50.37% de la población israelí son mujeres con una expectativa de vida de 84.6 años. Sin embargo, y aún con esas estadísticas, las féminas en la tan conocida Tierra Santa apenas están en camino de progreso, abriéndose paso en la política, la cultura, la tecnología y la fuerza militar –pilares fundamentales del país donde, hasta ahora, los hombres llevaban la batuta.
Gracias a la labor de Fuente Latina, organización que busca dar a conocer las bondades de Israel ante el mundo y estrechar lazos entre la nación y la comunidad hispana, tuvimos la oportunidad de conversar con varias mujeres ubicadas en Jerusalén y Tel Aviv que están apostando por la carrera de sus sueños, mientras dejan el nombre de su país en alto… Todo, sin descuidar su rol de madre.
Einat Krantz-Neiger, diplomática
Krantz-Neiger es la directora ejecutiva de igualdad en asuntos de género y asesora especial en cuestiones de la mujer en el Ministerio de Asuntos Exteriores. Su profesión, a lo largo de los años, la ha llevado a servir en México, España, Centro América y el Caribe.
Pero más allá de su título, la diplomática es fiel a su pasión por defender la equidad de las mujeres israelís en una nación joven que, si bien está en constante evolución, todavía depende de una costumbre que favorece a los caballeros. En sus propias palabras, considera que, cuando se trata de las féminas y su rol en la sociedad, “Israel está en un buen punto en el medio”.
Es un estado complejo, precisamente por ser una nación donde convergen inmigrantes de más de 100 países, lo que significa que el papel de la mujer va a variar de acuerdo a tradiciones y creencias religiosas, así como la mentalidad de sus parejas y padres de familia.
Un dato curioso que nos sorprendió fue que, a pesar de no darles el reconocimiento que merecen, las mujeres que pertenecen al judaísmo ultra ortodoxo (los más estrictos en términos de religión) se imponen en el rol de cabeza de familia, trabajando fuera de casa, criando a los pequeños y cuidando su hogar, con el fin de que sus parejas estudien las escrituras y se conviertan en “hombres de Dios”, olvidándose ultimadamente de sus propias aspiraciones.
En lo personal, Einat, una mujer reconocida en su campo, atribuye también ese éxito a su esposo, quién ha sido parte esencial en la crianza de sus hijos y en la forma de vida que ambos quieren inculcarles. “A final de cuentas, la igualdad de género empieza en casa; se resume a entender que, como mujeres, está bien pedir ayuda, delegar, y apoyarse en un buen sistema para poder cumplir con nuestros sueños”.
Fleur Hassan-Nahoum, política
Volcada a la política de Israel (aunque creció en Gibraltar y el hebreo no es su primera lengua) y a mejorar la inclusión y la igualdad de la mujer sin importar estatus o religión, Fleur es ejemplo propio de lo que es ser mujer, madre y profesional en un “universo de hombres” convirtiéndose en la responsable de las relaciones exteriores del Ayuntamiento de Jerusalén (según cifras de Fuente Latina, el 27 por ciento del parlamento está compuesto por féminas; de los 21 ministros, tan sólo tres son mujeres).
Hassan explica que la situación de la mujer en Israel no ha sido color de rosa, pero los paradigmas están cambiando. Los movimientos feministas abren paso a una mentalidad más libre y menos opresiva, aunque con el mismo estándar que caracteriza a las mujeres de distintas religiones, donde el bienestar de los suyos es lo principal.
La idea es lograr que la mujer tenga un impacto en la sociedad; y como en cualquier otro rincón del planeta, todo comienza con la educación en la niñez. Las mujeres ortodoxas, ultra ortodoxas y árabes poco a poco van rompiendo esquemas (estos dos últimos grupos en general se categorizan bajo la línea de pobreza, resultando en más gastos para el estado y los ciudadanos que pagan mayores impuestos) al convertirse en líderes de familia, en emprendedoras y en activistas de su comunidad. Algunas, incluso, logran divorciarse, desafiando así las cadenas de extremistas religiosos.
En palabras de Hassan, “es una lucha de género; un movimiento que hace cinco años no existía y que está abriéndole los ojos a miles de mujeres que quieren un papel más grande en sus vidas”.
Karin Kvitca Huberman, capitán del ejército
A simple vista, Karin es una joven llena de dulzura que ilumina a su paso. Pero detrás de esa imagen risueña, que una vez deseó ser bailarina en su infancia, conocemos su verdadera identidad: una mujer fuerte, “todoterreno”, a quién no le importaría dar la vida por su país y que, paradójicamente, ahora vive su mayor reto, el de la maternidad.
De raíces argentinas y corazón latino (“La Tierra del olvido”, de Carlos Vives, es el “himno oficial” de su casa y la música que estuvo de background durante su parto), la capitán que hizo noticias tras liderar la ayuda humanitaria en el terremoto que afectó a México en 2017, es madre de un chiquitito de apenas siete meses, regalándole la lección más importante. “Ser mamá me está enseñando a poder amar sin condiciones… Ahora entiendo lo que me decían. Que alguien te quiera y te obsequie risas sin tú pedirlo no tiene precio… ¡Y también me enseñó que puedo tener 24, 30, y hasta 36 horas sin dormir y aun con ganas de seguir adelante!”
Para desempeñarse en una carrera que exige muchísimo (el ejército israelí es uno de los más poderosos del mundo, siendo el servicio militar obligatorio para sus ciudadanos, con pocas excepciones), Karin cuenta con la ayuda de su marido, sus suegros y sus propios padres para el cuidado de su bebé. “Es difícil mantener mis tradiciones argentinas, pero quisiera que mi hijo crezca hablando español. La cultura en sí está dentro de casa -el mate, los alfajores, el fútbol- lo llevamos en la sangre. Ojalá algún día tengamos la posibilidad de viajar a Argentina a mostrarle más de su origen”.
Kvitca también explica que su papel de oficial de rescate se siente un tanto diferente ahora que es madre, pues comprende, de primera mano, los pensamientos de miedo y terror que pueden tener los padres al momento de sonar las alarmas de guerra –bastante común, por cierto, en la zona fronteriza con Gaza, cerca de donde ella misma creció (nota del editor: Al visitar el área, nos advirtieron que al prender las alarmas, sólo contábamos con 15 segundos para encontrar el refugio más cercano y, realmente, esperar por un milagro).
En casos de emergencia, Karin y su esposo tomaron la decisión de dejar su pequeñito a cargo de la familia mientras ambos se centran en su propósito: defender el bienestar de la nación y sus ciudadanos. “En Israel se habla mucho de elegir entre ser madre y tener una profesión. No es fácil decirlo pero si hoy en día me comprometí al uniforme, es hasta el final”.
Moriel Dezaldeti, diseñadora de moda
Moriel es una diseñadora emergente que redefine las tendencias de moda a través de costuras y técnicas de tejido a mano. Una oda al mundo que buscar dejar como legado a sus hijos: el tiempo apremia a quienes tienen la dedicación y pasión; a quienes tienen la calma de entender que la vida es un proceso y no una competencia rápida –algo que sin duda se ve reflejado en sus piezas que prácticamente son una obra de arte.
Esta mamá de dos afirma que aprendió de su propia madre lo que es tener fortaleza y lo que es combinar una pasión con el hecho de tener hijos. “Mi madre me enseñó a luchar por lo que quiero en la vida, a tener compasión. Y mis niños… ¡Gracias a ellos aprendí a tener paciencia!”
Como toda mamá, sin importar nacionalidad u origen, Moriel quiere seguir creciendo tanto en lo personal como en su labor de diseñadora. “Pienso que debemos encontrar un balance entre la realidad de ser madre y seguir con nuestros sueños. Hasta ahora lo he puesto en práctica, aunque es un trabajo que nunca concluye”.