La hondureña ganadora del Emmy, Satcha Pretto, es mucho más de lo que ves en pantalla. Como mamá primeriza y mujer, Satcha ríe, goza, llora y vive como cualquiera. En exclusiva, la presentadora de noticias de Despierta América e imagen de la campaña Pequeños y Valiosos de Univisión, confiesa sus más grandes miedos y alegrías y cómo su mundo ha cambiado desde que recibió a su pequeño Bruce.
Yo creo que entre las cosas que uso a diario en mi rutina de belleza no es precisamente una crema, un maquillaje ni mucho menos… Sino agua. Soy fiel creyente que el agua te ayuda a tener una piel mucho más radiante, más tersa y te mantiene activa durante todo el día. Ahora, en mi rutina no falta el aceite de bebé para limpiarme el maquillaje de los ojos. Es un truco que me enseñó mi abuelita desde que era adolescente cuando comencé a usar maquillaje y hasta la fecha lo sigo haciendo. ¡Es fantástico! Bastante económico y siento que me ha conservado la piel alrededor del ojo bastante sana, a pesar de las trasnochadas que me tocan ahora con mi hijo.
Otro de los elementos básicos que hago yo para tratar de sentirme bella y para mantener la figura es la alimentación. Somos lo que comemos y yo lo noto inmediatamente cuando rompo la dieta e ingiero alimentos fritos o ricos en azúcar… La cara se me brota como si fuese una jovencita. Entonces, tratar de consumir frutas y verduras a diario es algo que a mí me ha servido durante todos estos años.
Lo más cercano a la fuente de la juventud es el ejercicio. Yo tuve la gran dicha de hacer ejercicios hasta el último día de mi embarazo, regresé al gimnasio a las dos semanas y pico de haber dado a luz, empecé a correr algunos meses atrás…Claro, no tengo el mismo nivel con el que contaba antes. En el pasado entrenaba seis días a la semana y ahora es bastante complicado con mi hijo.
Trato de por lo menos hacer algún tipo de actividad física tres veces a la semana y eso incluye salir a pasear con Bruce; lo pongo en el coche para correr, vamos a trotar, voy al parque… Lo uso a él cómo pesa porque ya pasa de las 23 libras, ¡así es excelente para hacer ejercicios de brazos! A él le encanta brincar, ahí siento que estoy haciendo bíceps. Aprovecho cada minuto, sin embargo, se me ha hecho muchísimo más difícil de lo que yo esperaba. Tengo una niñera que trabaja de 5:00am hasta a las 2:00pm, pero cuando yo llego a mi casa es tiempo con mi hijo, no hay más nadie que nos ayude; somos nosotros dos y es algo que yo elegí de esa forma.
Yo amo ser mamá, nunca pensé que me iba a gustar tanto. Ha sido una experiencia fantástica. Me fascina entregarme en cuerpo y alma a Bruce. He tenido la gran dicha de amamantarlo. Le preparo su comida, le dejo su ropa lista… ¡Me encanta! Como cada proyecto que he realizado durante mi vida, siento que le estoy dando el 110% y más. Es el trabajo más agotador pero es el más gratificante a la vez. No entiendo cómo es que hay tanto espacio en tu corazón, tanto amor por una personita tan pequeña y lo veo y no puedo creer que hace un año estaba en mi barriga… Es la cosa más impresionante y le doy gracias a Dios por tener la dicha de poder experimentar esto de ser madre.
Soy una mamá muy activa. Jugamos, le tengo rutinas, nos mantenemos andando desde el momento en que yo llego hasta que nos acostamos. Bruce es un niño muy activo también. Creo que soy una mamá exigente y que va a pedir mucha disciplina. Sin embargo, he encontrado temores en mí que no existían antes. Le pido a Dios que lo lleve por un buen camino, que sea un gran hombre… A final de cuentas, es lo más importante. Todo lo demás se va acomodando, pero sí, yo creo que lo que más me define es que soy exigente y mi hijo por eso también es un niño exigente –risas- ¡Tiene muy poca paciencia!
Me asusta no tener salud, no poder ver a mi hijo crecer, no poder estar ahí para él durante estos años. Todos los días, antes de acostarlo, oramos juntos (que es una de las rutinas que te mencioné) y siempre le pido a Diosito que me de salud a mí y que le de salud a él. Sólo tiene unos meses con nosotros pero no podría imaginar mi vida sin Bruce. Incluso las decisiones que tomo han cambiado. Antes yo me lanzaba en paracaídas, surfeaba y hacia un montón de deportes riesgosos, que ahora lo pensaría dos, tres, cuatro, cinco veces porque si algo me pasa, hay una personita que depende de mí.
Uno de los retos más grandes al ser mamá es regresar al trabajo. Yo tuve la oportunidad de pasar los primeros tres meses de vida con mi hijo y la verdad es que me costó muchísimo volver. Amo mi carrera y he trabajado muy duro para llegar hasta donde estoy, gozo del apoyo de mi equipo y de mi gente pero sí es difícil. A las madres les diría que traten de acoplar su nuevo rol y repetirse a sí misma que es calidad de tiempo, no cantidad. Mi mamá me lo dice siempre.
Cuando llego a la casa escondo el teléfono porque es el momento de compartir con mi hijo. ¡No olvides confiar en ti misma! Hay ciertas cosas que son tu instinto y uno tiene que confiar en él, uno tiene que estar seguro de las decisiones que toma. No hay una mamá que sea idéntica a la otra y debes decidir lo que es mejor para ti, para tu hijo y para tu familia. Y tercero, se flexible contigo misma. Aunque creemos que somos “súper mamas”, que trabajamos e incluso las que se quedan en casa porque es un trabajo bien duro también, no siempre vamos a poder hacer las cosas como las hacíamos antes. Juegas tantos roles y a veces uno siente que “el que mucho abarca poco aprieta” pero vamos un día a la vez. Es un gran aprendizaje, una gran lección de vida esto de ser mamá.
Es increíble como las mamás encontramos tiempo para todo. En las noches después de atender a mi hijo y a mi marido, la última que se acuesta soy yo y la primera que se despierta soy yo… ¡Y no me importa! Porque me digo, “no voy a estar arreglando la casa cuando mi bebé se despierte”. Quiero estar jugando con él, compartiendo… Lo mismo con mi esposo. También estoy consciente que nosotros como mamás nos tenemos que cuidar y el sueño es sumamente importante. Me repito siempre, “muerta no le sirvo a mi hijo”. Tengo que velar por mí, alimentarme bien, descansar, viendo cómo hacerlo todo y poniendo mi salud como una de mis prioridades.
Espero que en los próximos años, Dios bendiga a mi Bruce con un hermano o hermana. Me gustaría que él tuviera esa gran dicha de tener a otra personita ahí, que lo apoye y que tenga una relación tan bonita como la que tengo yo con mi hermano. Nos vamos a quedar con dos hijos si Dios quiere. Me encanta ser mamá ¡pero no veo como podría tener tiempo para más de dos! A futuro, quiero que mi hijo tenga esa pasión por aprender, por crecer, por estudiar… Eso nos da una perspectiva de vida diferente, nos hace personas mucho mejor preparadas.